Fidel Castro Ha muerto Durante un per odo prolongado la noticia es ocultada, rumores y especulaciones llenan los espacios noticiosos internacionales, contrastando con el silencio de la Habana. En el tr nsito de su esp ritu por la muerte f sica; un periodista se dirige, con rigor de clandestinidad, a una casa situada en un barrio popular de Santiago de Cuba. Se apresura, salt ndose los escalones de dos en dos, rumbo a una torre situada en una azotea. All en un apartado le espera Patria; una m dium excepcional. Es de madrugada; la angustia provocada por el viento del Karma, arrastra entre visiones de p nico al esp ritu de Fidel. Patria suda abundantemente; es uno de los trances m s dif ciles de su historia, como mediadora entre las dimensiones de la vida y la muerte. Una voz roncada, emite quejidos propios de los rigores de la muerte; es el esp ritu de Fidel, pose do por la magn fica taumaturga. Entre el difunto y el periodista se inicia un dialogo, que poco a poco alcanza la magnitud de interrogatorio. Las respuestas van rebelando, ocultas y secretas motivaciones, hasta ahora desconocidas, las que llevaron al difunto a actuar en circunstancias hasta el momento secretas. El periodista va pelando la cebolla, capa por capa desentra ando el enmara ado tejido psicol gico de una ni ez, plet rica de cultos religiosos cristianos, mezclados con otros de naturaleza afrocubana, rodeada de un ambiente de supersticiones; que colisionaban contra la pared de una formaci n acad mica cristiana, de gur s y protectores; hasta la entrada al callej n s rdido de su ate smo; el sutil coqueteo, por la cercan a de la muerte, ante la presencia de dos papas. O las visiones de su advenimiento, reveladas, con un siglo de anticipaci n del Arzobispo de Santiago de Cuba Antonio Maria Claret. Poco a poco se va destejiendo el tejido, poniendo al descubierto conspiraciones, cuyo fin, frenar la consolidaci n de Cuba como el Jap n de las americas, su vinculaci n en la guerra fr a, su relaci n por triangulaci n con la C.I.A.; remordimientos, temores, obsesi n con el poder y momentos espantosos de soledad, donde a punto estuvo de abandonarlo todo. Al fin muere y cuando su cuerpo es sepultado, algo ins lito acontece ..... El lector llegara sin detenerse al cap tulo fina, l de este viaje, que utilizando la ficci n, termina revelando una realidad que por agotamiento hist rico; llega a su fin RAMSES NASER. Periodista, investigador y escritor.